arquitectura bioclimática

Arquitectura bioclimática como compromiso

A lo largo de la evolución de los procesos arquitectónicos hemos pasado de viviendas que trataban de utilizar el emplazamiento-ubicación y diversas técnicas constructivas en su beneficio (arquitectura griega y romana –domus–)  con instrucciones preclaras como las de Vitruvio que instaba en sus Diez libros de Arquitectura a tener en cuenta el lugar donde se construía “Una casa apropiada para Egipto no lo es para Roma” o “No se debe hacer sombra con nuevos edificios”, donde se reflejaba la importancia del aprovechamiento pasivo de la luz solar y las consideraciones a adoptar para crear viviendas idóneas. Claro que eso siempre enfocado en la domus. Las Insulae y su hacienamiento ya eran otra cosa.

Sin embargo con la llegada de épocas donde el acceso a la energía hacía que no se tuvieran en consideración este tipo de factores damos con la actual tendencia arquitectónica de construcción sin tener en cuenta factores bioclimáticos: ni la ubicación, materiales, hermetismo de los edificios, sistemas de ventilación forzada… Es decir, se empezaron a construir edificios funcionales que no tenían en cuenta los factores de aprovechamiento confiando en la producción energética para paliar la temperatura, la humedad, las condiciones de luz… Muchas de esas faltas de consideración dieron aparición al llamado síndrome del edificio enfermo que trataremos más adelante.

Pero el ser humano evoluciona —y a veces para bien— y se retoman viejas ideas para nuevas épocas y por suerte vemos crecer la innovación en base a esas ideas, mejorándolas con conocimientos actuales.

Así aparece la arquitectura bioclimática, como una forma no ya respetuosa y consciente de proyectar y construir sino también de relacionarnos con el entorno y con conceptos (y hechos) como el impacto de la huella de carbono. La alternativa, esta arquitectura bioclimática trata de sacar partido a todos los factores pasivos (ubicación, materiales, luz solar…) que permiten ahorrar costes energéticos y ser más amigables para el medio ambiente en el que nos desenvolvemos.

La arquitectura bioclimática es una forma de entender y medir incluso la sostenibilidad y el consumo energético de un edificio, una casa, del desarrollo de nuestra vida diaria y saber que estamos haciendo algo por mejorar lo que ha llevado tan poco tiempo alterar y empeorar. Una arquitectura bioclimática es un ejercicio de responsabilidad para con el futuro, una promesa a nuevas generaciones. Un primer paso consciente y sólido hacia ese compromiso para con nuestro entorno.