La belleza de lo imperfecto

Feria de Diseño y Arte Marbella 2021

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Rehabilitación sostenible en Marbella

Rehabilitación sostenible en Marbella

En muchas ocasiones tenemos a nuestro alcance una posible vivienda que nos agrada y que, por añadidura, al ser obra ya construida, no es todo lo sostenible que nos gustaría. La rehabilitación sostenible es una forma de enfrentar este problema puesto que permite, dentro de lo posible adaptar los problemas que pueda existir en la construcción para adaptarla a soluciones más sostenibles e ideales para ganar tanto en comodidad como en todos los beneficios aparejados: desde reducir la huella de carbono a buscar la máxima eficiencia energética, aunar diseños novedosos con una estructura preexistente que podremos adaptar para que cumpla esos objetivos destinados a hacer más responsable la relación de la edificación con el entorno.

¿Por qué una rehabilitación sostenible en Marbella?

La Costa del Sol es un entorno único y muy bien relacionado con conceptos como horas de luz, ubicación y clima moderado. Existen numerosas edificaciones por toda la costa y en proximidad con Marbella que pueden requerir innovación y adaptabilidad específica para adaptarlas a la sostenibilidad y las certificaciones de eficiencia energética, de ahí la necesidad de una arquitecta en Marbella especializada en el tema que puede ayudar en temas como:

Revisar el aislamiento térmico.
Marbella es una zona atemperada pero una rehabilitación puede exigir revisar el aislamiento del que se dispone para una mejora de los materiales y con una buena mejora en este ámbito podemos lograr que la pérdida de calor sea casi nula.

Puentes térmicos:
Eliminar los puentes térmicos hará que esas posibles perdida de calor se vean enormemente reducidas al mejorar por ende ese aislamiento, además de evitar las consecuencias de la condensación como la aparición de hongos.

Planificar con perspectiva:
Es importante que a la hora de rehabilitar de forma consciente no se haga tan solo porque «hay que echarlo abajo y hacerlo de nuevo» sino que se busque una intencionalidad que se centre en el diseño inteligente y bioclimático. Una passive house busca mantener una regularidad agradable de temperatura en su interior y gestionar eficazmente la luz natural que hace que las implementaciones de luminarias y la necesidad de energía se reduzca.

Puertas y ventanas:
Parece una redundancia de lo anterior y no sería necesario en nueva obra pero al tratarse de rehabilitaciones hay que tener en cuenta que, en muchos casos, el aislamiento en esas partes tan importantes no siempre era el ideal. A través de ella se producen las rupturas de puentes térmicos y puede favorecer la pérdida de energía por lo que contar y controlar los materiales y los aislamientos correctos se torna en necesario para este tipo de soluciones de rehabilitación.

Ventilación:
Controlar que la rehabilitación convierta el lugar en lo más estanco posible para evitar la pérdida de energía y calor así como la entrada de aire del exterior desde grietas y orificios es fundamental. Sobre todo por que en muchos casos se intentará habilitar un sistema de ventilación que permita la recuperación de energía para que el aire de la vivienda no se enrarezca, esté debidamente filtrado (sistemas de doble flujo) y el interior esté óptimamente caldeado pero con buena ventilación.

Con todos estos factores encontramos que una rehabilitación sostenible en Marbella por parte de una arquitecta altamente especializada puede llevar a una construcción ya existente a suponer un espacio de vida agradable y bien preparado para el futuro, además de responsable para con su entrono.

Mucho más que una casa pasiva: un hogar.

Elena siempre ha querido encontrar un lugar distinto, un espacio donde ser verdaderamente ella. En su relación con el mundo, de cuando viaja a lejanos bosques y nuevos parajes con los que complementar su visión del mundo, ha aprendido una cosa: que nuestro lugar con nuestro entorno se configura también en cómo nos comportamos y comprometemos con él.

Por eso, con mucho esfuerzo, ha podido por fin optar por hacerse una casa pasiva, una passive house. No, no es una moda, no es algo que haya dicho un influencer o que haya leído en un blog. Es más que una filosofía. Es producto de intensos estudios profesionales y supone una forma de establecer un hogar, más que una casa, que, a la vez, considere su entorno, localización y lugar en el mundo como hogar dentro de otro.

¿Qué es eso del passive house?, le preguntan más de una vez, con un café caliente entre las manos cuyo olor rodea la conversación, o en casa de unos amigos, echando la tarde mientras fuera llueve y de vez en cuando alguno de ellos siente el escalofrío de una bocanada de aire helado que se cuela por alguna rendija de las ventanas.

—Una casa pasiva es… bueno, a ver —les dice—, sin palabrejas técnicas que quedarían muy bien en un post o en el blog de algún arquitecto, es un lugar, para empezar, tú lugar, puesto que tienes que estar muy convencido de lo que haces para hacer esa inversión, donde vas a crear tu hogar. Es un tipo de casa que lo primero que hace es ser consciente de dónde está. ¿Sabéis que edificios como este? (no te ofendas Sebas), fueron creados hace treinta años, con el auge del petróleo y demás dándole igual la ubicación? Si quedaba frío, se le metía calefacción. ¿Caluroso? Pues aire acondicionado. Se construía con un patrón determinado para hacerlos lo más rápido posible, baratos en cuanto a materiales e ignorando la ubicación. La habitación de invitados es más cálida que la principal, y la cocina tiene mucha luz y el salón necesita luz artificial casi todo el año…

—Me dan ganas de mudarme —comenta Sebas.

Todos ríen. Elena continúa.

—Las passive house se construyen teniendo en cuenta muchos factores. Se estudia la ubicación para poder aprovechar mejor la distribución interna con respecto a las horas de sol, a los vientos que soplan en la zona y el tipo de suelo y clima. Además se preparan de tal manera que están bien aislada, que no se rompen los puentes térmicos (o sea, las zonas donde se puede escapar el calor o el frescor), la hermeticidad —todos miran la vieja ventana del salón que tiene un periódico arrugado entremetido para que no silbe el viento— y se crea un sistema de ventilación con redistribución y recuperación del calor. Es un todo en uno sin renunciar a algo de diseño si se quiere. Además se utilizan tecnologías de calefacción innovadoras, que ya os contaré. O, mejor, la veréis. Cuando esté listo.

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—Parece toda una inversión —opina Matilde.

—Oh, lo es —confirma Elena—, pero es una inversión que luego te sale a cuenta, porque el gasto energético es menor y, qué queréis que os diga. Y no solo es por lo económico: es porque al ser una casa sostenible, todo, desde los materiales hasta incluso cómo los traen a la obra y todo lo demás: pintura, acondicionamiento, aislamientos, todo está certificado como sostenible.

Da que pensar, y de hecho siguen hablando de ello hasta bien entrada la noche. Mientras tanto, en ese solar heredado de la familia, poco a poco la obra va dando lugar a esa construcción en la que Elena ha volcado tanta ilusión y con la que espera poder aportar su granito de arena.

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La fuerza bioclimática

No, no es ningún principio físico inalterable: se trata simplemente de algo tan básico como aprovechar lo que ya tenemos: un emplazamiento único como puede ser la Costa del Sol para aprovechar todo su potencial. Es en este lugar donde una construcción ideada con una intencionalidad de arquitectura bioclimática va a poder sacar todo su potencial, convirtiéndose en un elemento diferenciador, en una casa, un hogar, integrado con la ubicación donde se encuentra sin por ello renunciar al mejor diseño, personalizado, con materiales sotenibles.

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Y es que la fuerza bioclimática de un diseño parte de su compromiso para con el futuro, antes que nada y, después, a través de su diseño arquitectónico, pasa por el estudio cuidado y pormenorizado de lo mejor y más adecuado para su construcción. Los materiales deben ser siempre lo más sostenibles a los que podamos acceder puesto que de poco sirve el conceptualizar una casa bioclimática en Marbella, por ejemplo, si los materiales utilizados no han dejado un mínimo impacto en su creación, obtención y aplicación en la formalización de la construcción. Por ello esos materiales siempre serán debidamente supervisados por la arquitecta del proyecto para asegurar que esa fuerza bioclimática que queremos imprimir a la construcción se mantiene como algo fijo en el compromiso de la construcción, más allá de la visualización.

Las construcciones bioclimáticas dependen de esa conceptualización desde el estadio 1 de su concepto hasta su finalización para suponer un verdadero cambio, un punto y aparte en la construcción tanto individual como de la zona. Aprovechar la ubicación, los materiales naturales, la zona sobre la que se va a construir, las facilidades y orientación del entorno. En realidad la construcción bioclimática aprovecha todo ello. Es más natural, aceptando lo que nos da el lugar para tener que intervenir contra él lo menos posible y con él lo máximo posible. Es una forma, una filosofía de construcción que va más allá de los posibles beneficios a largo plazo: habla de un compromiso adquirido e indeleble con el diseño y con el futuro.

La casa perfecta no existe. Pero existe el hogar.

Desde luego lo que hace una casa perfecta no es su estructura, no es su apariencia ni su construcción. Es ese momento en el que al entrar, sientes que se genera hogar. Y el hogar es insustituible, es único, es ese refugio donde puedes estar tranquilo y cómodo, donde se está a salvo, donde te reequilibras después de hacer tu vida fuera. Una casa es perfecta cuando es hogar. Y eso es insustituible, desde luego.

Pero un hogar también puede provenir de aquello que nos comunica la propia casa. Es darle un pequeño carácter animista, y más en estas fechas. Es cuando entras y sientes calidez, sientes que la luz fluctúa y baila en su interior al son del paso del sol. Y esos factores también son importantes. Porque si tu hogar ha sido construido o reformado con criterios sostenibles, te darás cuenta de que el hogar es más fácilmente identificable.

Podemos ver que las casas sostenibles son aquellas que se han construido no pensando únicamente en los que la van a habitar sino como un todo, lo más considerado posible, con su entorno, con lo que le rodea, queriendo suponer un compromiso con el mundo exterior, con el medio ambiente y también con el futuro y las siguientes generaciones. Una casa sostenible no es una forma de acallar la conciencia, nada más lejos. Es un acto de conciencia. No es buscar el terreno y pensar en lo que quieres, o en cómo reformar ese apartamento, piso, edificio. Es defender el futuro, comprometerse. Es ir un paso más allá. Buscar el hogar, pero también saber que la tierra es el único hogar que tenemos. Y eso es lo que configura el mayor compromiso con la sostenibilidad, mucho más que elegir entre tal o cual material.

Los hogares sostenibles son aquellos que al comprometerse con el medio ambiente, con la eficiencia, con lo bioclimático hacen del mundo un lugar un poquito mejor. Pero no porque tengas que decir que tu casa es de arquitectura bioclimática, sino porque lo sentirás. Es algo que la propia casa, después de su adecuado diseño por un arquitecto especializado en arquitectura bioclimática y sostenible, te muestra. Las horas de sol disponibles, la ubicación, los materiales, la capacidad de absorber calor y la minimización de su huella energética. No estés contento porque tu casa es más eficiente y ahorras, es mejor estar contento porque no tienes la necesidad de contaminar o que contaminen para que tú estés más a gusto en el interior de tu casa. Y eso, ese pensamiento, el saber que con cada acción y cada pasito, se contribuye a la sostenibilidad del medio ambiente y de nuestro paso por ese hogar grande y azul que es nuestro mundo.

Hablaremos de arquitectura bioclimática, oh, sí. Pero también de lo que supone para las personas y sobre todo de la concienciación de que un hogar es más hogar cuanto más cómodos física e intelectualmente estemos en él.

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Visita al SIMED

El pasado viernes hemos visitado la jornada inaugural del SIMED 14º Salón Inmobiliario del Mediterráneo.  Este año nuestro Colegio de Arquitectos de Málaga ha tenido su Stand con una propuesta totalmente Sostenible ya que el mismo ha sido fabricado con paneles y estructura reciclados. Apoyamos esa iniciativa que debe ser una premisa indispensable en nuestro ejercicio profesional.

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Hemos acudido con gran interés a la Primera Jornada PASSIVHAUS en la Costa del Sol y con gran interés hemos intercambiado opiniones en la Mesa Redonda sobre el FUTURO DE LA SOSTENIBILIDAD Y LA EFICIENCIA ENERGÉTICA EN LA EDIFICACIÓN.
Ha sido un privilegio conocer a Adelina Uriarte, Presidenta de la Plataforma Española Passivhouse España.
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Arquitectura bioclimática como compromiso

A lo largo de la evolución de los procesos arquitectónicos hemos pasado de viviendas que trataban de utilizar el emplazamiento-ubicación y diversas técnicas constructivas en su beneficio (arquitectura griega y romana –domus–)  con instrucciones preclaras como las de Vitruvio que instaba en sus Diez libros de Arquitectura a tener en cuenta el lugar donde se construía “Una casa apropiada para Egipto no lo es para Roma” o “No se debe hacer sombra con nuevos edificios”, donde se reflejaba la importancia del aprovechamiento pasivo de la luz solar y las consideraciones a adoptar para crear viviendas idóneas. Claro que eso siempre enfocado en la domus. Las Insulae y su hacienamiento ya eran otra cosa.

Sin embargo con la llegada de épocas donde el acceso a la energía hacía que no se tuvieran en consideración este tipo de factores damos con la actual tendencia arquitectónica de construcción sin tener en cuenta factores bioclimáticos: ni la ubicación, materiales, hermetismo de los edificios, sistemas de ventilación forzada… Es decir, se empezaron a construir edificios funcionales que no tenían en cuenta los factores de aprovechamiento confiando en la producción energética para paliar la temperatura, la humedad, las condiciones de luz… Muchas de esas faltas de consideración dieron aparición al llamado síndrome del edificio enfermo que trataremos más adelante.

Pero el ser humano evoluciona —y a veces para bien— y se retoman viejas ideas para nuevas épocas y por suerte vemos crecer la innovación en base a esas ideas, mejorándolas con conocimientos actuales.

Así aparece la arquitectura bioclimática, como una forma no ya respetuosa y consciente de proyectar y construir sino también de relacionarnos con el entorno y con conceptos (y hechos) como el impacto de la huella de carbono. La alternativa, esta arquitectura bioclimática trata de sacar partido a todos los factores pasivos (ubicación, materiales, luz solar…) que permiten ahorrar costes energéticos y ser más amigables para el medio ambiente en el que nos desenvolvemos.

La arquitectura bioclimática es una forma de entender y medir incluso la sostenibilidad y el consumo energético de un edificio, una casa, del desarrollo de nuestra vida diaria y saber que estamos haciendo algo por mejorar lo que ha llevado tan poco tiempo alterar y empeorar. Una arquitectura bioclimática es un ejercicio de responsabilidad para con el futuro, una promesa a nuevas generaciones. Un primer paso consciente y sólido hacia ese compromiso para con nuestro entorno.

Arquitectura Bioclimática: Conceptos y técnicas

La arquitectura bioclimática consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles (sol, vegetación, lluvia, vientos) para disminuir los impactos ambientales, intentando reducir los consumos de energía.

Trayectoria solar

Siendo el sol la principal fuente energética que afecta al diseño bioclimático, es importante tener una idea de su trayectoria en las distintas estaciones del año.

Como se sabe, la existencia de las estaciones está motivada porque el eje de rotación de la tierra no es siempre perpendicular al plano de su trayectoria de traslación con respecto al sol, sino que forma un ángulo variable dependiendo del momento del año en que nos encontremos.

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